¡MADRE MÍA! o GORRIÓN
SIN NIDO |
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Letra de A. Fernández |
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En la puerta de una inclusa |
que una joven lloraba, |
de unos veinte años de edad, |
y hacia la puerta miraba. |
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Entre sus brazos tenía, |
liado en un mantoncito, |
a un niño de pocos días, |
y lloraba, el pobrecito. |
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"Hijo mío de mi vida, |
cuánta pena que me da, |
tanto como yo te quiero, |
tenerte que abandonar. |
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Quizás no se tarde mucho |
de que yo venga a buscarte, |
y algún día te diré |
porqué llegué a abandonarte. |
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Contigo dejo una carta |
con tu nombre y apellidos, |
por si acaso yo muriera, |
ya que mis padres son ricos". |
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Han pasado nueve años |
y en el patio de un colegio, |
que jugaba la criatura |
junto con otros pequeños. |
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De pronto saltó la tapia |
y del colegió se marchó |
y por más que lo buscaron |
el niño no apareció. |
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Han pasado varios meses |
y una señora pregunta |
por la madre superiora |
en la puerta de la inclusa. |
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"Vengo en busca de mi hijo, |
que hace más de nueve años, |
por tapar una vergüenza, |
aquí dejé abandonado. |
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Se llama Emilio Fernández |
y una carta le dejé |
contando por qué lo hacía. |
Ahora vengo a por él. |
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Entonces dijo la monja: |
"Por el niño que pregunta |
hace cosa de seis meses |
que se escapó de la inclusa". |
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Aquella madre se fue |
y como una loca buscaba |
por las calles de Madrid |
y a su hijo no encontraba. |
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Marchó a su casa llorando, |
y al llegar donde vivía, |
en el hueco de la escalera |
una criatura dormía. |
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Al niño lo despertó, |
y que con dulces palabras |
le dijo: "Ya es algo tarde, |
vete a dormir a tu casa". |
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"No tengo padre ni madre", |
el niño le contestó, |
"Cuando yo era de pañales |
mi madre me abandonó. |
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Hace cosa de seis meses |
que ando errante por Madrid, |
y como tenía sueño, |
me quedé dormido aquí. |
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No me denuncie a los guardias, |
quiero encontrar a mi madre, |
para que me diga claro |
por qué llegó a abandonarme". |
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"Dime, muchacho, tu nombre", |
y el pequeño se lo dijo: |
"Me llamo Emilio Fernández |
y soy hijo del hospicio". |
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Al oírlo la señora |
a la criatura abrazó. |
"Ya has encontrado a tu madre, |
hijo de mi corazón. |
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Yo soy la madre que buscas. |
Gracias te doy, Dios mío, |
por haber traído a mi casa |
a este pobre hijo mío". |
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Aquella pobre criatura |
miraba muy asustada |
a aquella rica señora |
que en sus brazos lo estrechaba. |
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Su cuerpecito temblaba |
y casi llorando decía: |
"Si es verdad que usted es mi
madre, |
¿por qué me abandonó aquel día?" |
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"Hijo mío de mi alma, |
yo era muy joven, y un día |
que un hombre sin entrañas |
vino a destrozar mi vida. |
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Por temor a que mis padres |
me arrojaran de la casa, |
en un momento de locura |
en la inclusa te dejaba. |
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Hace cosa de seis meses |
que mis padres se murieron |
y me dejaron de herencia |
que muchísimo dinero. |
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Perdóname, hijo querido, |
ya nada te faltará, |
desde hoy en adelante, |
que tendrás un nuevo hogar". |
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Hijo y madre se abrazaron, |
y él decía: "Madre mía, |
hoy he encontrado un tesoro |
que era lo que más quería". |
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FIN |
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No diu el nom de la impremta.
Editat amb "SOLEDAD, LA NIÑA MÁRTIR DE PONFERRADA" |
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(Document
de Miguel Angel Cerdá) |
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