EL LIBRO DE LA RISA |
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APUROS Y FATIGAS que pasa el hombre que
se casa con una mujer cochina, con los DOS MILLONES DE
MOTIVOS QUE TIENE PARA NO CASARSE |
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Me dicen algunos simples, |
hombres de poca razón, |
que por qué yo no me caso |
y estaría mucho mejor. |
Como si el casarse fuera |
tener diario un doblón, |
y el pobre casado vive |
más frito que un chicharrón; |
y si te toca una |
aficionada al licor, |
el demonio, que la aguante, |
o la madre que la parió. |
Tengo quinientos motivos, |
que los estudié en Morón, |
para no casarme nunca, |
y te daré una explicación: |
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Yo me salí de mi casa, |
metido en un camisón, |
bien peinado, bien lavado, |
con buen zapato y calzón. |
En la esquina de la plaza |
me encontré a Juan Carrión, |
un amigo que yo siempre |
aprecié de corazón; |
y me dijo: ¿donde vas, Curro? |
si no es cosa de precisión, |
yo quiero que me acompañes |
hasta mañana a las dos. |
Ya sabrás que me he casado |
con la hija de Simón, |
y esto debías tu hacer |
cuanto más pronto mejor. |
Le dije: mucho me alegro, |
sea para honra de Dios. |
Me llevó para su casa |
y en un sillón me sentó. |
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Me ha presentado a su esposa, |
y como hacía calor, |
con un poco de gazpacho |
la señora me obsequió. |
Buscó Juan una guitarra, |
y al punto me la entregó; |
le toqué las seguidillas, |
el jaleo y malecó, |
polo, danza y chotis, |
malagueña y rigodón, |
que la casa se ha llenado |
con la gente que acudió. |
Entraron unas mocitas |
tan bonitas como un sol. |
¡Qué cuerpecito! ¡qué ojos! |
¡qué lazos con más primor! |
Aunque uno sea de palo, |
se alegra el corazón. |
A fin, se acercó una vieja, |
abuela de San Antón, |
bruja de dos mil demonios, |
que al punto me preguntó: |
Curro, ¿usted no se casa? |
dígame sin detención, |
si es que usted no tiene novia |
tengo para usted un millón, |
todas muy buenas muchachas |
que rabian por un varón; |
así, cuando usted quisiera, |
sepa, me llamo Leonor, |
vivo calle del Engaño, |
número cincuenta y dos. |
Yo le dije: le avisaré |
antes de Resurrección. |
Me despedí de la vieja |
y de toda la reunión, |
me marché para mi casa |
discurriendo en mi interior: |
¿Me caso o no me caso? |
ahora tengo la ocasión; |
ajusté todos los gastos, |
necesitaba un millón, |
¡tan solo para tener |
quien me lave el camisón! |
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Caramba, que no me caso, |
que mozo estoy yo mejor. |
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A la novia solamente |
en su regalo inferior, |
se le dan unos zarcillos |
y unas botas de charol, |
su abanico y rosario, |
un vestido y un mantón. |
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Caramba, que no me caso, |
que mozo estoy yo mejor. |
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Si la novia es mi parienta |
o de otra población, |
tengo que andar con papeles, |
por buena composición, |
me cuestan cincuenta duros; |
ni blandos los diera yo. |
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Caramba, que no me caso, |
que mozo estoy yo mejor. |
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Si voy a pedir la novia, |
dichos y amonestación, |
un refresco cuanto menos |
he de dar a la reunión; |
los bizcochos y aguardiente |
y botellas de licor. |
Para, Curro de mi alma, |
que pague San Juan de Dios, |
pues no digo de la boda, |
afloja, Curro, el botón |
del bolsillo para pagar |
al cura que te casó, |
la misa, las velaciones, |
el sacristán que encendió |
la vela, y el monaguillo, |
cuatro reales para turrón; |
que coman tronchos de breza |
y cáscaras de melón. |
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Caramba, que no me caso, |
que mozo estoy yo mejor. |
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Salgo luego de la iglesia, |
después de la misa mayor, |
con todos los convidados, |
que parece un batallón. |
Vamos a almorzar conejos, |
pavo, gallina y pichón, |
aceitunas y naranja, |
pan de rosca y melón. |
al medio día, ternera, |
carnero macho o jamón, |
el vino correspondiente, |
y después, un tocador |
para que a Curro divierta, |
y Curro tiene un jaquecón. |
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Caramba, que no me caso, |
que mozo estoy yo mejor. |
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Por fin se pasó aquel día, |
después, la noche llegó; |
cada cual marchó a su casa, |
y Curro en la sala entró. |
Vio a su novia desnuda, |
con más panza que un tambor |
(estaba de cinco meses |
por causa de un tropezón). |
Allí Curro maldecía |
a la novia, a quien la parió, |
a la bruja de la vieja |
y al padre que la engendró. |
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Caramba, que no me caso, |
que mozo estoy yo mejor. |
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Al otro día me dicen |
que busque habitación, |
y si no quiere buscarla |
que duerma en el corredor. |
Mi Curro busca una casa, |
y al momento se mudó; |
carga el hombre con la cama, |
con los cuernos y el perol, |
con el arca con las sillas, |
con la niña y el mantón. |
¿Y a esto llaman casarse? |
yo le llamo, ser bribón. |
Después de haberse mudado |
tiene que comprar velón, |
el almirez, la cazuela, |
las tenazas y asador, |
las trébedes y el puchero, |
la caldera y el cagador, |
las tazas, jícaras y vasos, |
platos y el despumador. |
Cántaro, alcuza y escoba, |
cubo y aljofidor, |
cuadros, sillas y baúles, |
la cama y el cobertor. |
Cucharas, cuchillos y peines, |
espuerta para el carbón, |
tiesto donde beba el gato, |
recado con precisión, |
y un trapo para limpiarse |
las manos cuando comió. |
La cesta para la plaza, |
el almanaque y el farol, |
canastilla para el niño |
por que aguarde la ocasión. |
Aquí reniega mi Curro |
de la leche que mamó; |
tiene que cavar la viña |
que otro la vendimió. |
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Caramba, que no me caso, |
que mozo estoy yo mejor. |
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Llega el día, la partera, |
el médico, el comadrón; |
pare un chiquillo o un mono, |
y Curro lo cristianó. |
Currito, ¡pon el puchero! |
Curro, ¡trae el lamedor!, |
y Curro barre la casa |
y Curro va por carbón. |
Curro vestía al niño, |
el cual a Curro cagó; |
Curro le tira y se sale |
y a trabajar se marchó. |
Vino el sábado a la noche |
y se halla sucio el camisón, |
la casa está por barrer; |
la cena, en el bodegón. |
Su esposa está de visita, |
vendrá a la una o a las dos. |
Curro le dio una paliza |
que por muerta la dejó. |
¿Pues no vale más ser mozo |
y tener siempre un doblón, |
y beberse muy buenos tragos |
y fuera de obligación? |
Como, bebo, me divierto, |
y duermo en cualquier rincón, |
me tapo con un sombrero, |
¡no se me rompa el colchón! |
Y la que quiera casarse, |
que busque un perro rabón, |
y si no, que coma fuego, |
pedernal y munición. |
Aquel que fuere casado |
y quisiera estar como yo, |
que le arrime a su mujer |
cada día un palizón. |
Aprendiendo esta receta, |
le juro, por San Antón, |
que descansará muy pronto, |
tomando ella sola el dos. |
Aquí pide a los oyentes |
de esta breve relación, |
que le perdonen las faltas |
al ciego que la dictó. |
|
FIN |
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PLEITO QUE FORMAN LAS MUJERES A LOS
HOMBRES QUE SE NIEGAN A CASARSE |
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Varones, los que tenéis |
dudas en el casamiento, |
las mujeres enojosas |
os entablan un gran pleito. |
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Han buscado las mujeres |
más de un millón de abogados |
para el que niegue a casarse, |
procuren que sea castrado. |
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Dicen las mocitas, |
con triste llanto: |
¿Aquí hemos nacido |
para vestir santos? |
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Las mujeres en Sevilla |
han prestado un juramento: |
si no engañan a los hombres, |
se meten en un convento. |
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Y si los hombres no quieren |
mantener obligaciones, |
muy pronto tenéis que andar |
sin camisa y sin calzones. |
|
El mundo se acabará |
si no ganamos el pleito, |
España se llenará |
de monjas y de conventos. |
|
Si el pleito perdemos, |
en Andalucía |
habrá, de mujeres, |
mucha carestía. |
|
FIN |
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Imprenta de M. Palau, calle de
García, núm. 3, Morella. |
|
(Document
d'Adelaida Moles) |
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