BONITO ROMANCE DE LA
GUERRA EUROPEA |
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Atención pido, señores, |
para poder explicar, |
lo que ha pasado en esta guerra |
y lo que puede pasar. |
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El año mil novecientos catorce, |
una guerra comenzó, |
entrando Alemania por Bélgica, |
a Francia se dirigió. |
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A las paredes de París |
los alemanes llegaron, |
porque los franceses |
los pillaron descuidados |
Si no hubiese sido el general
Jofre, |
Paris hubiesen copado. |
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Cuántos hombres han muerto |
en esta maldita guerra; |
cuántos han muerto y morirán |
allá en las trincheras. |
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Y cuántos hombres inútiles, |
en esta maldita guerra; |
a unos les faltan los brazos, |
a otros les faltan las piernas, |
a otros les falta todo: |
brazos, pies y cabeza. |
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Ah, pobre Europa, |
cuánta desgracia se espera; |
y los que quedarán sepultados |
allá en las trincheras. |
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Muchas naciones, señores, |
se van a quedar en cuadro, |
por los hombres que han muerto |
y los que se están matando. |
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Esto no sucedería, |
según me parece a mí, |
si el que tiene la culpa, |
los hubiese de parir. |
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Para la desgracia de Europa, |
ya no se encuentra la paz, |
porque los gastos que ha habido |
nadie los quiere pagar; |
y hasta el último cartucho, |
todos se resistirán. |
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El hambre vendrá |
y todos traerán la paz; |
y el hambre, señores, |
es el que nos ha de aplastar. |
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Y si viniera un cólera |
también nos traería la paz, |
porque lucharía con todos, |
con todos en general; |
que quieras i ni que no quieras, |
lo tendríamos que respetar. |
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Todos tendremos memoria |
de esta guerra maldita, |
Europa, Asia, África, |
América y Oceanía. |
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Dicen que hoy en día, |
están por el adelanto; |
en eso tienen razón, |
no podemos negarlo. |
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En submarinos y cañones, |
para unos y otros matarnos; |
vaya industria, |
vaya un adelanto. |
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Los trabajos que hacen |
en alambradas y trincheras, |
más valdría que lo hicieran |
en canales y carreteras. |
Darían de comer a los pobres, |
si cultivan las tierras, |
y de este modo desaparecería |
en Europa, la miseria. |
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España, señores, |
se mantiene neutral; |
no sabemos si nos conviene |
hasta que venga la paz. |
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A España nos convendría, |
al lado del que ha de ganar, |
pero esto, señores, |
es difícil de adivinar. |
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El día que hagan las paces, |
aquel día se sabrá, |
pero entonces, señores, |
ya no podremos reclamar. |
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Entonces diremos, |
todos en general, |
nosotros queremos |
el estrecho de Gibraltar. |
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¿Y saben, señores, |
lo que a España le dirán? |
Habéis hecho tarde, |
por haber estado neutral. |
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Cuánta doncella sin novio, |
cuanta mujer sin marido; |
por muchos que se han ido |
a la tierra del olvido. |
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Cuántos españolitos en Francia, |
según dice la gente, |
cuántos españolitos, si vinieran |
con el letrero en la frente. |
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Dicho letrero diría: |
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<<Mi padre es español |
y mi madre es francesa; |
toda la culpa la tiene |
esta maldita guerra. |
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El padre de mis hermanitos es francés |
y está luchando en las trincheras, |
día de luto para mi madre |
el día que tome la licencia. |
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Aquel día se armará la gorda; |
aquel día se armará la tremenda, |
por encontrarse con dos maridos |
mi madre, la francesa.>> |
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Los aliados, a los belgas |
ya los pueden recompensar, |
mientras los belgas luchaban, |
los aliados se pusieron a preparar. |
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Un adiós a los que han muerto en campaña, |
porque son nuestros hermanos; |
recémosles un padre nuestro, |
Dios que les haya perdonado. |
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Allá en la eternidad |
les daremos un abrazo, |
y en aquella eternidad, |
Dios nos está aguardando. |
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La corona de la gloria, |
la que todos deseamos, |
que por los siglos de los siglos |
gozaremos del descanso. |
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Transcurrirán los siglos |
y aún se recordarán de esta
guerra; |
nuestros venideros dirán: |
"Aquella sí que fue tremenda". |
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La perdición de muchas naciones, |
particularmente de la Europa, |
cuántos millones sepultaron en el mar, |
y cuántos en la tierra. |
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Muchos comían carne |
y después de la guerra comerán
gachas, |
toda la culpa la tiene Turquía, |
también Austria y Alemania. |
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Las alas del corazón |
me se caen de tristeza, |
de ver que he de publicar |
las barbaridades de esta guerra. |
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A esta guerra europea, |
bien la podrían llamar, |
no la guerra europea |
sino "guerra universal". |
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Quién tiene la culpa, señores, |
de tantísima maldad, |
toda la culpa la tiene |
el orgullo universal. |
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Pues que muera esta nación, |
toda una eternidad, |
juntamente con aquellas naciones |
que le quieren apoyar. |
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Te querías apoderar del inglés, |
de la Rusia y de la Francia, |
y de otras muchas naciones, |
y de nuestra querida patria. |
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Te querías apoderar del mundo, |
pero te saldrá gata, |
porque llevas los papeles mojados |
y te saldrá el tiro por la culata. |
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Un cuervo se la encontró |
en el más hondo del mar; |
del pico se le cayó |
y no la podrás hallar. |
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Aunque lo busquen los submarinos |
todos los días sin parar, |
queda sepultada y perdida |
por toda una eternidad. |
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Entre unas cuantas naciones, |
esta nación se la repartirán, |
como se parten los pobres |
un pedazo de pan. |
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Primero atropellaste a Bélgica, |
después atropellaste a Francia, |
y después hubieras atropellado |
a nuestra querida patria. |
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Bélgica te dará las gracias, |
y también te las dará Francia, |
ya las tienes prevenidas, |
a la punta de la espada. |
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Na más quedarán a los alemanes |
después de esta maldita guerra, |
un árbol para ahorcarse, |
juntamente con una cuerda. |
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Y para darse sepultura, |
siete palmos de tierra; |
eso les pasará |
si antes no pierden la cabeza. |
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Nuestros venideros dirán, |
les gobiernan otras naciones; |
en Europa estaba Alemania, |
quería conquistar todo el mundo, |
empezando por Bélgica y Francia. |
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No tienen ninguna culpa |
los inocentes niños alemanes |
por culpa de sus padres. |
Un día vendrá, y no ha de tardar, |
que pagarán las barbaridades |
que han hecho Bélgica y Francia |
en el mar y en otras partes. |
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Bien se pensaba el Caiser |
conquistar el Universo, |
o para que lo entendáis mejor, |
conquistar el mundo entero. |
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Pero un día vendrá |
que no han de mirar los perros; |
ese día ha de venir, |
ese día no está lejos. |
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Los que habrán pasado la guerra, |
cuantas trapisondas pasarán; |
harán cuenta de que han muerto |
y han vuelto a resucitar. |
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Los que quedarán sanos, |
cuántas gracias podrán dar, |
porque guerra como esta |
no la ha habido ni la habrá. |
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Perdón pido a los alemanes |
y también a los aliados, |
juntamente con los neutrales, |
pues nosotros somos hermanos. |
|
FIN |
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Imprenta J. Soto, Morella. |
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(Document
d'Adelaida Moles) |
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